Los alimentos que consumimos no solo impactan nuestra salud, sino la del planeta entero. ¿Increíble, cierto? Puede que no lo sepamos, pero nuestros hábitos alimentarios suelen ser poco sostenibles para la economía y el medioambiente. De ahí la importancia que ha adquirido la alimentación sostenible.
Según estima la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el actual sistema alimentario es responsable del 30% del consumo de energía global, así como del 22% de los gases de efecto invernadero que provocan el cambio climático. Revertir esta situación no es tarea fácil, pero es posible.
En el siguiente artículo veremos qué es alimentación sostenible, su importancia, características y beneficios para nuestra salud y la del planeta.
La alimentación saludable y sostenible es la que puede satisfacer las necesidades alimentarias de las personas sin generar daños en el medioambiente. El impacto es inevitable; pero el objetivo es que sea el mínimo posible.
Satisfacer las necesidades nutricionales de los habitantes del planeta, sin que este resulte dañado de forma irreversible; ese es el objetivo de la alimentación sostenible y sustentable. Siguiendo el concepto de la FAO, una dieta sostenible es aquella que respeta los ecosistemas y la biodiversidad.
La definición de alimentación sostenible de la FAO añade que se caracteriza por ser accesible, económicamente equitativa, inocua, nutricionalmente apropiada, saludable y capaz de optimizar los recursos humanos y naturales; un concepto que se orienta a cambiar un patrón que no contribuye a la seguridad alimentaria.
Si las poblaciones logran modificar su patrón de consumo de alimentos hacia uno más sostenible, la emisión de gases de efecto invernadero se reduciría en un apreciable 31%, disminuiría la necesidad de deforestación en un 34% y se consumiría 17% menos de agua; todo un mundo por ganar.
La alimentación sustentable tiene un conjunto de rasgos que te permitirán reconocer de inmediato qué es una alimentación sostenible. La idea está inspirada en el concepto de desarrollo sostenible planteado por la ONU, y apunta a una alimentación de bajo impacto en el ecosistema. Otras características son:
Garantía de seguridad y soberanía alimentaria, tanto para la población de hoy como para las generaciones futuras.
Es equilibrada porque ofrece diversidad de alimentos, aunque con predominio de los vegetales frescos y productos locales.
Es saludable, accesible, satisfactoria y completa en términos de nutrientes.
Se adapta a las características del entorno, así como a las culturales y personales.
Al estar enfocada hacia el bienestar general, tiene un enfoque tanto ecológico como social.
Ejemplos de alimentación sostenible serían las dietas basadas en cereales, frutas, verduras, hortalizas y legumbres, es decir, de origen vegetal, las cuales generan un impacto ambiental reducido, a diferencia de los alimentos de origen animal.
Iniciar tu camino en la alimentación sostenible puede ser complejo al principio, pero los siguientes consejos te servirán para empezar:
Consume más fibra. Los cereales integrales, frutos secos, legumbres, verduras y frutas frescas son excelentes opciones. Mantendrán sano tu sistema digestivo y prolongarán tu sensación de saciedad.
Aumenta la vitamina D y el calcio. Esta combinación mantendrá la salud perfecta de tus huesos. Procura incluir bebidas fortificadas y pescados azules como la sardina o el salmón.
Incluye suficiente potasio. Este mineral es clave para el correcto funcionamiento de los músculos, los riñones, el corazón y el sistema nervioso. Incluye en tu dieta vegetales de hoja verde como la espinaca o la acelga, así como frutos secos.
Evita azúcares. El exceso de azúcar está relacionado con enfermedades del corazón o la diabetes tipo 2. Procura usar cereales, frutas o yogures para endulzar tus comidas.
Cuidado con las grasas saturadas. Las grasas insaturadas protegen nuestra salud cardiovascular. Y como necesitamos grasa en la dieta para producir energía y absorber minerales y vitaminas, procura usar aceite de oliva y consumir aguacate, nueces y semillas.
El cambio de nuestros hábitos alimentarios, incluyendo el consumo de alimentos locales y de temporada, está directamente relacionado con una alimentación de marcas sostenibles. Veamos los beneficios que nos reporta.
La alimentación sostenible es sinónimo de vida saludable y además contribuye con la seguridad alimentaria. Según un estudio de 2019 publicado en The Lancet, cambiar el tipo de alimentos que consumimos podría evitar hasta 11 millones de decesos prematuros.
Quizá el mayor beneficio que trae el cambio de hábitos alimentarios es la posibilidad de reducir la emisión de gases que generan el calentamiento global, lo cual se lograría al reducir la producción de alimentos de origen animal.
Esto se traduce en un menor desperdicio de alimentos y en la protección y mejor aprovechamiento de nuestros recursos naturales. Al prevenir la deforestación, también favorece la protección de los bosques, protegiendo a su vez a las especies animales amenazadas.
Finalmente, el desarrollo y la vida se hacen más sostenibles cuando preservamos nuestras fuentes de agua dulce. Una dieta sostenible implica menor consumo de agua y menor contaminación de las zonas costeras y de ríos, lo que genera sostenibilidad y vida saludable para todos.
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