Se viene el frío en América del Sur, lo que nos mete de lleno en el desafío a la hora de cultivar marihuana en invierno. El dilema es: ¿nos adaptamos y nos informamos de qué manera se puede hacer o lo abandonamos en el camino?
En Roll and Feel te damos tips y te contamos cuáles son las mejores variedades para lograr unos cultivos espectaculares en invierno.
Es posible plantar marihuana en invierno y es un sistema que funciona muy bien, para aquellas personas que plantan en el exterior, porque de esa manera, logran tener hasta un ciclo anual de cultivo.
Analicemos los pro y los contras: la ventaja es que achicará la probabilidad de plagas de insectos y el punto negativo es que la producción será mucho menor.
Pero, aunque aún haga calor en Argentina, hay que tener algunas consideraciones en cuenta y prepararse con tiempo para el cultivo invernal.
En invierno van a recibir menor cantidad de luz solar y las condiciones del cultivo en exterior serán un poco más extremas. Crecerán menos y los cogollos serán más chicos y no tan compactos como las plantas de cannabis estivales: apenas alcanzarán un alto de 70 cm.
Si hablamos de la cosecha, se puede llegar a producir de 20 a 40 gramos por planta.
Para cultivar en invierno lo ideal es que las plantas estén bajo resguardo, así que si contás con un espacio cerrado tipo cobertizo, tendrás allanada una parte del camino.
También debería tener orientación sur, y al resguardo de los vientos que provienen del norte, para ganar varios grados de temperatura. Un tip: si se cubre la cara interior, que mira hacia el norte, con un material de color negro, las temperaturas aumentarán más.
Solo hay que tener cuidado que no se produzca el efecto invernadero, ya que si se dan temperaturas extremas durante la noche, no será hasta media mañana que esta comience a aumentar, lo que pone en peligro de congelación a las plantas.
Es por eso que muchos cultivadores, y para hacerle frente al fotoperiodo más corto, instalan una luz artificial que la encienden cuando comienza a oscurecer y la dejan prendida hasta completar las 16 o 18 horas, aproximadamente.
Esta luz artificial ayuda a que las plantas de cannabis comiencen la floración.
El cannabis puede crecer a una temperatura de 15 grados y puede resistir – solo por un período corto- temperaturas extremas y cercanas a 0 grados.
Un dato a tener en cuenta: es que el desarrollo del cultivo puede llegar a estar comprometido si no superan los 10 grados durante un tiempo prolongado.
Para protegerlos del frío se recomienda un cobertor con láminas de poliestireno o una materialidad similar, ya que evitará el rocío nocturno que se convierte en escarcha, pero permitirá el paso de la luz del sol.
También llamadas semillas de marihuana automáticas se caracterizan por no depender del fotoperiodo. Esto quiere decir que son plantas de marihuana que florecen de manera automática sin depender de las horas de luz que recibe.
Las semillas surgen del cruce entre genéticas regulares o feminizadas con genéticas Rudelaris o con otras variantes de plantas autoflorecientes.
Las semillas autoflorecientes desarrollan plantas muy fuertes y fáciles de adaptar a todo tipo de cultivos.
En cuanto a la variante de cannabis Rudelaris crece en Europa del Este y Asia, que tienen climas muy adversos, como bajas temperaturas, poca luz y nevadas, y esta variante la dota de más resistencia frente a las condiciones climatológicas más adversas.
En sus comienzos las variantes autoflorecientes no tenían un crecimiento muy estable ni tampoco mantenían sus niveles de THC, pero después de muchos años de trabajos y procesos de breeding (cultivo) y estabilización de los valores de las genéticas automáticas, se consiguió elevar los niveles de calidad a uno superior. En la actualidad, las variedades de cannabis autoflorecientes ofrecen estabilidad, calidad y cantidad de cosechas.
Las semillas automáticas son muchas veces utilizadas por cultivadores noveles por requerir de un tratamiento simple y también por aquellos que no disponen de espacios amplios o necesitan ser discretos a la hora de cultivar. Así que puede ser una muy buena opción plantar autoflorecientes en invierno.
Además de la temperatura, la humedad que debería tener la planta de cannabis depende mucho de la fase en la que se encuentre: por ejemplo, los esquejes y plantas joven necesitan de mucha más humedad, ya que sus raíces aún se están desarrollando, y por eso necesitan de más agua.
Es por esto, que la humedad recomendada tiene que ser del 80 al 85 por ciento y a medida que va creciendo la planta, se debe reducir el porcentaje a un 60 por ciento, hasta llegar a la fase de floración en dónde esta condición debería mantenerse por debajo del 50 por ciento.
De esta manera se evita que los frutos se pudran.
Para reducir o aumentar la humedad de manera controlada, un humidificador es un recurso simple y económico para incrementarlo, pero si se le quiere dar el efecto inverso, lo recomendado es un sistema de ventilación para extraer el aire.
¿Qué te parece? ¿Te animás al cultivo invernal?
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