El muralismo chicano en L.A. ha sido por largos años un recurso genuino de protesta social que está íntimamente ligado a los artistas hispanos que hacen vida en Estados Unidos. De hecho, el arte chicano es una creación principalmente de dos nacionalidades que fusiona el neocolonialismo, el éxodo masivo y la transculturización.
Hay variedad de artistas, diferentes estilos y técnicas contemporáneas que reflejan el verdadero sentir que hay detrás de cada proyecto. En general, todas estas obras rememoran la vida rural de la zona, la expresión artística y el sentir de cada autor. La exigencia para el reconocimiento de una cultura y la iniciativa de un movimiento artístico le dan vida a los distintos espacios de Los Ángeles.
¿Qué es el muralismo chicano?
Precisamente el arte del muralismo chicano nace en los años 60 como un sentir local que buscaba, bajo distintos medios, expresar la opresión racial, política y económica que vivía, en aquel entonces, la comunidad latina en EE. UU. No obstante, el muralismo también demuestra la identidad, la religión, la cultura y la expresión individual de cada artista.
Con todo ello, la expresión de arte social tuvo un gran empuje en California, donde diversos artistas comenzaron a utilizar los muros como lienzos para dar una muestra de sus obras. Asimismo, podían expresar la opinión mexicano-americana que los caracterizaba para concientizar, a su vez, a la parte de la población migrante que habitaba la ciudad.
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Fomenta la controversia entre el público espectador.
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Concientiza la realidad palpable que sufre la sociedad que no pertenece al status quo.
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Manifiesta la cultura, la rebelión, la pintura y la distinción personal de cada uno.
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Plasma la belleza, el amor, el apoyo y la conexión con la migración.
El muralismo como arte público se originó en México, a principios de los años 30, con la convocatoria a pintores e intelectuales que buscaban alternativas ingeniosas para instruir a la población. Fue así como José Clemente Orozco, Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros dieron vida a este movimiento social que luego traspasaría la frontera.
Los mejores murales chicanos en Los Ángeles
Este movimiento tiene tres grandes pintores destacados que la historia apodaría “los tres grandes”. Estos tres muralistas con estilos artísticos propios, bien marcados y características definidas, influenciaron de gran modo el arte muralista en Estados Unidos.
El movimiento artístico chicano, a diferencia del mexicano, se apropiaba de los espacios públicos sin permiso o autorización previa. Con gráficos y líneas revolucionarias, los artistas de este movimiento artístico plasmaban temas claves como los derechos políticos y los conflictos sociales que traspasaba la escena urbana.
Básicamente, los murales chicanos tienen una profunda importancia en L.A. Tanto así que, la ciudad se convirtió, a finales del siglo pasado, en la capital mundial de la expresión artística muralista. No solo porque mejoraron la estética de los barrios, sino por el hecho de que fomentaron positivamente el orgullo comunitario.
Los pioneros de este movimiento se apropiaron de los muros de una forma muy espontánea. Es así como surgieron los mejores, más rebeldes e históricos murales chicanos en Los Ángeles.
No somos una minoría
Sin duda, es uno de los murales más representativos y llamativos de este movimiento artístico. Fue pintado originalmente en el año 1978 como parte de la lucha entre grupos minoritarios y dominantes. Esta impactante gráfica pretendía señalar el trato diferencial y desigual que existía en una sociedad como la de aquella época.
Los artistas que dieron vida a este particular mural fueron los integrantes del Congreso de Artistas Cósmicos de las Américas de San Diego. Evidentemente, es un homenaje al popular Che Guevara y está inspirado en la serigrafía de Mario Teror que llevaba por título “no eres una minoría”. Sin embargo, los artistas cambiaron la concepción a una más inclusiva, nosotros ya no somos una minoría.
El objetivo de este muralismo chicano, no era otro que reivindicar a las comunidades que la sociedad tachaba de minorías. De esta manera, querían demostrar que todas las personas son parte importante del desarrollo económico del país, sin importar de donde provengan. El mural está ubicado actualmente en la comunidad residencial Estrada Courts.
Órale, vayamos hacia el progreso, ¡aye!
La creación de tan relevante mural se debe a un encargo muy particular que realizaron los dueños de First Street Pool & Billiard al mítico Sergio Robledo. A simple vista, en el mural puede observarse los rostros sonrientes de Wayne y David Botello. Estos personajes fueron los creadores del colectivo muralista, Los Dos Streetscapers.
En el retrato, ambos personajes están gratamente sentados en un automóvil muy similar al que se exhibe en el mural inaugural que ellos pintaron a modo de colaboración. El automóvil se dirige muy oportunamente hacia el Oeste para ser vigilados por el dios Azteca del viento del Este.
Mamá y Papá
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Este particular mural honra no solo a la familia, sino también a la cultura mexicana. Fue creado en el 2017 por el artista Man One, quien eligió presentar en la obra a sus padres Alejandro y Ofelia como un homenaje a su entrega y dedicación. En principio, el artista recibió una petición para realizar una creación de muralismo chicano con la única condición de que reflejara la cultura mexicana.
Por ello, decidió crear esta obra. Además, el proceso de creación del mural se pudo documentar y compartir en línea a través de diversas plataformas. La obra final está cargada de color. Como telón de fondo en la obra se puede apreciar el desierto y la interpretación propia de los papeles de colores.
Tributo a Vanessa Guillén
Claramente, es el mural que ha sido presentado más reciente al público. Esta obra no solo destaca por el emotivo homenaje que irradia, sino que sobresale por el hecho de ser creado por la muralista mexicana de corazón, nativa del Este de Los Ángeles, Sand One.
El mural conmemora la vida y trágica muerte de la soldado Vanessa Guillén, quien fue asesinada vilmente por un compañero en Fort Hood Texas, en el año 2020. Visualmente el gráfico muestra a una muñeca de largas pestañas que hace alusión a la víctima.
Muro que Habla, Canta y Grita
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La obra fue producto de un encargo realizado por la banda norteña Los Tigres del Norte en el 2001. La obra fue una colaboración de los artistas Gerardo Herrera, Adalberto Ortiz, Paul Botello y Gustave Sánchez.
Y es que los colores de esta obra iluminada por el sol radiante de la localidad le permiten a cualquier espectador visualizar con detenimiento los detalles. Es un complejo mural que rescata temas importantes como la resistencia, migración, cultura, determinación e historia del arte chicano.
Es claro que esta obra representa abiertamente la cultura e historia de la comunidad chicana. Es más, los artistas buscaban que el espectador reflexionara sobre los temas que embargan a la sociedad y detallaran la obra desde el sentir humano. Claramente, el arte que envuelve a este muro es muy atractivo a la vista.
Viaje al conocimiento
Esta obra revoluciona totalmente el sentido que muchos tienen acerca del muralismo chicano. Y es que José Antonio Aguirre se dedicó a crear una pieza emblemática de azulejos que mostrara el arte chicano. No solo eso, la obra integra la cultura chicana con la esencia de la arquitectura.
Es una bella obra que muestra en diferentes dimensiones al águila Tonatiuh y al dios sol en la mitología azteca. También refleja la existencia de un chamán. La esencia de este mural no es otra que inspirar a estudiantes a descubrir los caminos que depara el futuro mientras tienen muy presente su cultura.
La idea es que las nuevas generaciones puedan abrir sus mentes, adquirir conocimientos sin dejar de lado las raíces. Esta creación está inspirada en las obras revolucionarias de David Alfaro Siqueiros. Aquí destacan las líneas, la integración geométrica y los espacios. Puedes encontrar el mural en New York Street, Los Ángeles.
Una Trenza
Esta singular obra está exhibida actualmente en el centro comunitario en Boyle Heights. La creación de este mural es una colaboración de 15 artistas de renombre que han puesto su creatividad y visión de manera individual para construir tan genial obra.
Los artistas fueron invitados para pintar piezas individuales que recrearan la experiencia de cada uno en el centro y plasmara, a su vez, la perspectiva futura de sí mismos. Asimismo, se buscaba reflejar la cultura de la comunidad de Boyle Heights.
México-Tenochtitlan: El muro que habla
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El mural, una secuencia de tiempo y cultura, es una obra que muestra la verdadera esencia de la cultura mexicana. Es una creación de varios artistas de los que destacan Andy Ledesma, Jerry Ortega, Mario Mancia, Rafael Corona y Dominic Ochoa. El muro que habla, es una vasta obra ubicada en Highland Park dedicada a enaltecer los símbolos emblemáticos de una hermosa cultura.
Aquí se combinan los diferentes símbolos de la iconografía cultural mexicana. Por ello, es muy común ver entrelazados, con bastante armonía, a los elementos mayas, aztecas, la cultura nativa americana y la cultura africana. También se pueden observar gráficos que representan la creación de la vida, el aire, el sol y el viento.
Sin duda, esta obra es la mayor exposición del movimiento chicano que demuestra la unidad que debe existir entre todas las personas, sin importar su cultura. Aquí no importan los orígenes, sino el aprendizaje, el arte y la pintura.
En esta larga tradición del muralismo chicano se puede descubrir un gran movimiento artístico que ha reivindicado la migración y la transculturización. Este movimiento no solo lucha por los derechos civiles de las personas, sino que además evidencia conflictos civiles y desigualdades. Es un arte que personifica la historia de la sociedad cambiante.
