¿La crisis climática te causa ansiedad ecológica? ¿El estado del medio ambiente te deprime? Tal vez sufres de eco-ansiedad o solastalgia.

La ira, la tristeza, la ansiedad, el estrés… Las perspectivas para el clima, nuestro planeta y nuestras civilizaciones pueden despertar una variedad de emociones negativas. Escuchamos cada vez más sobre la eco-ansiedad y la solastalgia, pero ¿qué es exactamente? ¿Es una enfermedad? ¿Somos todos iguales ante este fenómeno?

¿Qué es la eco-ansiedad?

La eco-ansiedad sería «un miedo crónico a la catástrofe ambiental», según la definición dada por la Asociación Americana de Psicología. Algunos lo presentan como un estrés pre traumático porque es una ansiedad anticipatoria sobre la incertidumbre de los efectos del cambio climático. Las personas afectadas viven con consecuencias psicológicas relacionadas con este miedo al futuro, lo que les impide proyectarse en el futuro de manera pacífica.

El desencadenante de la eco-ansiedad puede ser diferente según la persona. Puede estar vinculado a:

• Un estrés directo, como un trauma relacionado con el cambio climático. En Bélgica, por ejemplo, esto es lo que muchos sintieron después de las inundaciones que tuvieron lugar en el verano de 2021. Han experimentado directamente las consecuencias del cambio climático.

• Un estrés indirecto. Uno puede sentir eco-ansiedad cuando no ha sido afectado por un evento. Por ejemplo, cuando uno se entera a través de los medios de comunicación o las redes sociales sobre lo que podría suceder en un futuro cercano. La eco-ansiedad puede desencadenarse en diversas circunstancias: el nacimiento de un hijo, ver una película, leer informes científicos del IPCC, observar las desigualdades sociales y geopolíticas… O incluso sin un desencadenante único e identificado.

El concepto de eco-ansiedad no es nuevo, ya que la palabra, que asocia ecología y ansiedad, fue inventada en 1996 por la médico-investigadora belga-canadiense Véronique Lapaige. No es un fenómeno específico de nuestro tiempo, pero es la primera vez que se han puesto palabras al problema.

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Aunque «eco-ansiedad» es el término más utilizado, tanto en los medios de comunicación como en la investigación sobre el tema, algunos lo consideran demasiado simplista porque no representa todas las facetas y emociones asociadas a él.

¿La eco-ansiedad es una patología que se debe tomar en serio?

La solastalgia puede considerarse hoy en día como una patología. Genera insomnio, tristeza o estados depresivos crónicos que a veces requieren seguimiento psicológico.

Existen psicoanalistas y psicoterapeutas especializados en eco-ansiedad, aunque aún son muy raros. Hay un número de jóvenes que deciden consultar por otros problemas que no sean eco-ansiedad. Pero al final, al profundizar en sus males, los psicoterapeutas descubren que su malestar proviene de la solastalgia. Sucede que algunos psiquiatras que no están al tanto del tema, diagnostican erróneamente a sus pacientes.

La eco-ansiedad afecta de manera significativa a las clases sociales superiores y educadas. Son conscientes de los cambios que tendrán que hacer en sus prácticas de consumo. Pero afecta más a los activistas ambientales, a los jóvenes e incluso a los niños, que en algunos casos desarrollan trastornos obsesivo-compulsivos.

Por ejemplo, conocemos personas (y seguramente tú también) que no quieren tener hijos más adelante debido a esto.

¿Cuáles son los síntomas de la eco-ansiedad?

Toda una gama de emociones se asocia con esta ansiedad ambiental:

• ansiedad
• estrés intenso
• tristeza
• ira
• depresión
• sentimiento de impotencia
• sentimiento de injusticia
• culpa
• agotamiento
• frustración
• pérdida de sentido

Estas emociones no se manifiestan de la misma manera en todos (o incluso todo el tiempo en la misma persona).

Otros síntomas

Otras manifestaciones pueden resultar de la eco-ansiedad: insomnio, dificultad para conciliar el sueño, tensión muscular, un nudo en el estómago, aislamiento, parálisis ante las decisiones futuras, rumiaciones, una búsqueda «bulímica» de información o acciones, pérdida de apetito, motivación o energía…

Algunos aspectos de la vida pueden verse afectados por la eco-ansiedad: la vida familiar, las relaciones con los seres queridos, la elección de los estudios o el trabajo… El 39% de los jóvenes tendría miedo de tener hijos en el futuro debido a las incertidumbres relacionadas con el cambio climático.

Sin embargo, estos sentimientos no necesariamente tienen solo consecuencias negativas. Para algunas personas, también pueden llevar a la acción, la creación, el compromiso… ¡O pueden resultar en una reevaluación profesional o un cambio de trabajo para acercarse a sus valores!

¿Cómo podemos posicionarnos y seguir siendo felices en este contexto?

En términos concretos, la solastalgia se traduce en un sentimiento de angustia, ansiedad, tristeza o a veces ira. La eco-ansiedad es claramente un sentimiento de conciencia personal, uno se siente solo en esta situación. Solo e impotente, especialmente cuando se siente que otros no siempre son receptivos a este tema. 

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Además, esta eco-ansiedad se ve estimulada por noticias negativas sucesivas, lo que favorece el sentimiento de ansiedad. Por lo tanto, se espera que la eco-ansiedad se extienda cada vez más a medida que aumente el cambio climático. 

Entonces, ¿cómo podemos reducir esta ansiedad?

• Calmando los pensamientos a través de la meditación y la ecopsicología.
• Educarse a uno mismo: En general, para calmar tus pensamientos, puedes empezar leyendo sobre estos temas.
• Actuar a nuestra propia escala: También podemos pensar en cómo actuar a nuestra escala. Cómo actuar de la manera que mejor nos convenga. Nadie es perfecto, pero hay muchas cosas que podemos hacer para actuar.
• Comunicar: Hablar de ello. Pensamos que es esencial comunicar y hablar sobre los problemas ambientales que nos rodean, con nuestra familia, amigos y conocidos.
• Unirse a una asociación: Hay muchas asociaciones ambientales y el hecho de formar parte de ellas, de actuar a nuestro propio nivel, nos permite calmar nuestra mente y estar en coherencia con nuestros valores y pensamientos.

De esta manera, sentirse más involucrado ayudaría a calmar la ansiedad relacionada con el clima. Evidentemente, no estamos solos frente a ello. Y aunque el tema no nos cause ansiedad a todos, ¡os invitamos a actuar y hablar sobre ello a vuestro alrededor!