Aunque nunca hayas pisado suelo estadounidense, no cabe duda de que ya has visto -aunque sólo sea en imágenes- algún proyecto de Frank Lloyd Wright. Autor (entre otras cosas) del iconoclasta Museo Guggenheim de Nueva York y de varias casas de culto vistas en las películas de David Lynch y Ridley Scott. Este prolífico creador, fallecido en 1959, ha heredado el estatus de arquitecto más famoso del siglo XX en Estados Unidos. ¡Te mostramos sus mejores obras!
A Frank Lloyd Wright no le gustaban demasiado las grandes ciudades en plena mutación y sus «jaulas humanas» que pululaban hasta el cielo. El hombre que comenzó su carrera en 1889 en un Chicago en plena efervescencia modernista prefirió expatriarse a los famosos «suburbios» y crear allí numerosas casas individuales con un estilo muy innovador para la época.
Fue en los suburbios de las grandes ciudades americanas donde dio sus cartas de nobleza al estilo de la «Prairie School», de la que fue el instigador, con casas indefectiblemente sobrias, elegantes y abiertas a la naturaleza. Una auténtica firma que se refleja en la gran mayoría de sus proyectos, un total de 800 de los que sólo se construyeron la mitad.
Son todas estas diferentes contribuciones a la arquitectura estadounidense y, más ampliamente, mundial, las que la UNESCO pretende ahora celebrar, preservar y dar a conocer al mayor número de personas.
Además del increíble Museo Guggenheim (última obra del maestro a los 92 años) y la ineludible Fallingwater, también conocida como «la casa de la cascada» en Pensilvania, la Frederick C Robie House en Illinois, la Hollyhock House en California, la Casa de Herbert y Katherine Jacobs en Wisconsin, el Templo de la Unidad en Oak Park, así como las casas y estudios del arquitecto en Taliesin, Wisconsin y Taliesin West en Arizona también se han añadido a la lista de Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO.
Revolucionario para su época, este lugar de culto basado en el diseño de una plaza se construyó en hormigón armado. El propio arquitecto, que era unitario, diseñó todo el edificio, incluidas las vidrieras y el techo iluminado que dejaba entrar la luz natural. Considerado una de las obras maestras del arquitecto, el Templo de la Unidad influyó enormemente en la arquitectura modernista.
El edificio original de 1890 fue sustituido en 1923 por una nueva versión piramidal inspirada en el estilo maya. La madera, material tradicional de la arquitectura japonesa, se sustituyó por hormigón armado, piedra y ladrillo, lo que le permitió escapar por los pelos de un gran terremoto ese mismo año.
En 1968, el hotel fue demolido y sólo se salvó la entrada principal para exponerla en el Meiji Mura, un parque temático de arquitectura cerca de Nagoya. Mientras tanto, el resto de la estructura ha dado lugar a un nuevo hotel de lujo del mismo nombre.
Esta monumental casa es un auténtico icono de Hollywood que se ha visto en numerosas películas, desde Mulholland Drive a Rush Hour o Blade Runner. Su hormigón texturizado decorado con motivos, el «Bloque Textil» tan apreciado por Frank Lloyd Wright, no es gratuito. Nada menos que 27.000 bloques componen este edificio de inspiración maya, un tour de force en una época en la que el uso del hormigón era completamente inexistente en obras privadas.
Con toda probabilidad, Frank Lloyd Wright colaboró con el arquitecto Albert Chase McArthur en este vasto complejo hotelero. El mismo sistema de bloques de hormigón utilizado por Frank Lloyd Wright en sus residencias privadas de Los Ángeles se emplea aquí, decorado con un patrón geométrico de hojas de palmera que recuerda el clima árido de Arizona.
Residencia de invierno del arquitecto estadounidense (su residencia de verano se encontraba en Spring Green, Wisconsin), este proyecto utópico se diseñó en una vasta parcela en medio del desierto de Arizona.
Para preservar al máximo el paisaje, se contentó con materiales encontrados in situ (roca volcánica, arena…) para construir esta finca comunitaria que albergaba sus oficinas, el alojamiento de sus aprendices, varios teatros y piscinas.
En el interior, el propio arquitecto diseñó toda la decoración y el mobiliario. Hoy, el complejo alberga la Escuela de Arquitectura y el Frank Lloyd Wright.
En 1935, Herbert Johnson, heredero del imperio de productos para el hogar, decidió recurrir al arquitecto para el proyecto de un nuevo complejo administrativo para su fábrica.
Ante la ausencia de naturaleza circundante, Frank Lloyd Wright consideró innecesario proporcionarla, prefiriendo «recrear la naturaleza» en el interior.
Para ello, instaló un sistema de estructuras tubulares, rematadas por un techo luminoso, concebido para recrear la atmósfera de un claro de pinos. Auténtico tour de force arquitectónico, el edificio de hormigón armado tiene además la particularidad de carecer de ángulos rectos.
Si alguna vez se construyó un museo, ése fue el Museo Guggenheim de Nueva York. Inaugurado en 1959, el año en que Frank Lloyd Wright murió a los 92 años, el singular diseño del museo se articula en torno a una enorme claraboya y una rampa en espiral. Este homenaje a la fluidez del hormigón influyó en muchos arquitectos contemporáneos.
Terminada en 1952 por Frank Lloyd Wright para su hijo David y su esposa Gladys, esta casa estuvo amenazada de demolición en 2012 antes de ser adquirida por un benefactor anónimo. Considerada una de sus obras más innovadoras, prefigura, por la originalidad de su planta circular en espiral de hormigón, otra de sus creaciones más emblemáticas: el Museo Guggenheim.
Con su vista de 360 grados sobre el desierto de Arizona y las pintorescas montañas Camelback, ofrece una apertura a la naturaleza y una lograda integración en su entorno, los dos denominadores comunes de la arquitectura de Frank Lloyd Wright.
Esta iglesia, uno de los últimos proyectos de Frank Lloyd Wright, se inauguró después de su muerte. La que él llamó su «pequeña Santa Sofía» sintetiza los códigos de la arquitectura bizantina tradicional, como demuestra su cúpula azul, cuyos azulejos originales han sido sustituidos por un revestimiento de resina más resistente.
Construida para el empresario Edgar J. Kaufmann, esta icónica casa de Frank Lloyd Wright revolucionó el diseño de una vivienda construida en un emplazamiento natural. En total ósmosis con la naturaleza, está situada en el borde boscoso del río Bear Run.
En el interior, la decisión de abrir el espacio acentúa esta sensación de inmersión. Alfred Hitchcock se inspiró en él en gran medida para su película North By Northwest. Con más de 4 millones de visitantes en su haber, no cabe duda de que esta obra maestra sigue fascinando.
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