Mientras algunos abandonan sus pueblos en busca de oportunidades laborales en las grandes ciudades, otros llegan para llenar de color cientos de paredes deterioradas. La realidad es que son numerosos los pueblos que han logrado frenar esta migración gracias al poder del spray y a una paleta de colores vibrante. Aunque este no es el único motivo, sí es uno de los más comunes. Un ejemplo de ello es Penelles (Lleida), una zona agrícola con menos de 500 habitantes que desde 2016 ha llamado la atención como un museo de arte urbano al aire libre. Otro caso es Castrogonzalo (Zamora), un lienzo abierto para el proyecto Parsec (que quizás hayas visto en los Muros de Tabacalera). Y hay más: El Provencio (Cuenca), considerada la capital del cómic y del arte urbano; Belorado (Burgos) con sus paredes adornadas de encaje y otras tradiciones populares… Sabemos que es difícil elegir, ¡por eso comenzamos con estos cinco ejemplos!
¿Por qué un pequeño pueblo de la España rural se ha convertido en noticia? La respuesta radica en sus murales, 17 impresionantes obras de arte callejero creadas por reconocidos artistas como Ampparito, El chorro Arts, Yolanda Gómez Urrea y la Asociación Juvenil sin Fronteras.
Una de las obras, titulada ‘VH te vigila’, está inspirada en el muro más fotografiado de Malasaña, que lamentablemente ya no existe. Estos murales han captado la atención de los expertos en arte urbano de Street Art Cities, la plataforma más grande del mundo en este ámbito.
En 2022, la Ruta de los Murales de Villaherreros se unió a esta red, permitiendo que este pequeño rincón de la Palencia profunda se codee con otras 900 ciudades de todo el mundo que comparten la misma pasión por el graffiti y el arte urbano.
Surgió el Museo Inacabado de Arte Urbano (MIAU) en este pequeño rincón del Alto Mijares, con menos de 300 habitantes. Sin embargo, en lugar de utilizar humo, se utilizó el colorido spray para superar el conflicto provocado por un proyecto de vertedero de residuos tóxicos que había dividido al pueblo y lo había llevado a la fama televisiva.
«Nuestro objetivo no era simplemente pintar el pueblo, sino fomentar una convivencia armoniosa entre los vecinos», afirma Javi López, uno de los impulsores de este «proyecto social de convivencia».
Siete años más tarde, con la participación de 80 muralistas y más de 140 artistas, incluyendo al talentoso Pincho de Madrid, «todos los vecinos sienten que el museo es algo propio». Por lo tanto, se ha logrado el objetivo. Además de promover la convivencia, la afluencia de visitantes curiosos y aficionados «ayuda a mantener los negocios locales». Así que no se puede negar el impacto positivo del arte urbano.
Uno de los pueblos más hermosos de la sierra de Madrid, San Agustín de Guadalix, se ha unido recientemente a esta nueva ola creativa llena de trazos de color, ingresando de manera destacada en la lista de pueblos con mayor arte urbano de España.
El Museo Urbano de San Agustín, impulsado por Madrid Street Art Project en colaboración con el Ayuntamiento de San Agustín de Guadalix, se ha enriquecido con cinco nuevos murales. Estas obras, firmadas por Julieta XLF, Juay, Parsec! Lidia Cao, y Taquen, se suman al mural previamente pintado en 2022 por Digo Diego y Alva Moca. Esta iniciativa continúa en la misma línea que en ocasiones anteriores, fortaleciendo la presencia del arte urbano en la localidad.
De alguna manera, estas obras de arte establecen vínculos con el contexto histórico, social, humano, natural e incluso arquitectónico de San Agustín de Guadalix. Cada una de ellas busca reflejar y conectarse con la identidad y la esencia de la localidad, capturando elementos y aspectos que son significativos y representativos de su historia, sociedad, personas, entorno natural y arquitectura.
La revitalización rural forma parte de la estrategia de Villangómez, un pueblo con poco más de 200 habitantes, que ha logrado destacar gracias a su festival de música folk y degustación de pollo asado, donde se llegan a consumir más de 400 kilos en un solo fin de semana.
Con el paso de los años, lo que comenzó con dudas se ha consolidado con éxito. Y gran parte del mérito se debe no solo a artistas reconocidos como Kiko Veneno o La M.O.D.A., sino también a la apuesta por el arte urbano desde 2016.
Desde entonces, han seguido pintando murales cada año (excepto en 2020, cuando se tuvo que cancelar la edición). Con el tiempo, el arte urbano se ha convertido en la seña de identidad más destacada del pueblo, incluso por encima del festival.
Desde 2016, artistas extremeños y estudiantes de Bellas Artes de Madrid se han dedicado a transformar el aspecto de este pequeño pueblo cacereño, que cuenta con menos de 300 habitantes. Su especialidad son los trampantojos, mediante los cuales recrean escenas y oficios de la vida rural, al tiempo que ocultan espacios desaprovechados.
Si deseáis conocer la historia que se esconde detrás de las más de cien intervenciones artísticas, simplemente sacad vuestro teléfono móvil y escanead los códigos QR. De esta manera, podréis descubrir y disfrutar plenamente de las obras de arte.
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