La geografía de la Argentina cuenta con muchos accidentes geográficos de altura que permiten volar. El límite es el cielo para practicar parapente.
Uno de los lugares más recomendados, tanto para principiantes como expertos, es Cuchi Corral, donde se celebró la Copa del Mundo de 2000.
Cerro de la Cruz, en La Rioja: tiene muy buenas condiciones de tiempo porque el viento es cálido y seco, lo que permite volar todo el año. Tiene una altura de 1680 msnm y se accede a través de la Ruta Nacional 75. Es una plaza muy reconocida para practicar parapente y aladeltismo, ya que ofrece una pista de lanzamiento habilitada para competencias nacionales e internacionales, y unas vistas panorámicas del lago, la ciudad, la quebrada y los extensos llanos, muy espectaculares.
El Bolsón, en Río Negro: su clima es de térmicas muy abundantes y vientos constantes. No recomiendan practicar parapente en invierno, por lo extremo de su clima. La experiencia empieza con la subida al Cerro Piltriquitrón, hasta la plataforma que usan los practicantes para lanzarse a volar.
Ofrecen la oportunidad de hacer vuelos en parapente de bautismo, con instructor. Una vez animados por la aventura y con un poco de experiencia, se puede volar solo a una altura media de 20 a 30 metros guiados, desde abajo, por el instructor. Una de las plazas más elegidas por el escenario que está dominado por la belleza natural y el silencio que imperan en la Patagonia.
Merlo y Carpintería, en San Luis: el mejor sitio para volar es en el Mirador del Cóndor. El balcón cuenta con un desnivel de 1150 m. Dueño de unos atardeceres únicos, El Mirador, es uno de los sitios elegidos por todos los amantes del parapente, por su altitud y la orientación oeste, que actúa como paredón del viento puntano. Una de las más hermosas atracciones que este espacio ofrece es la puesta del sol, al ras de las nubes.
En Neuquén, más precisamente en Villa Traful, a la altura de Confluencia, está el Camping Traful – Lauquen. Si buscas algo diferente para disfrutar del tiempo libre, nada mejor que la Patagonia y sus cielos para dejarse llevar. Ahí, además de espacio para acampar y vivir una experiencia al aire libre, se puede practicar deportes como el parapente.
Volar la zona es una aventura indescriptible, ya que la naturaleza impera desde los cielos. Y el recorrido te lleva desde la esquina del volcán Lanín donde el azul del Lago Lacar, se ve en todo su esplendor.
Loma Bola, en la capital de Tucumán, se puede hacer vuelos en parapente de bautismo con instructor, mientras se disfrutan de la vegetación y el paisaje tucumano.
Es uno de los más recomendados por su clima estable durante todo el año.
Otro lugar recomendado en la ciudad de San Miguel de Tucumán, es el Cerro San Javier. Queda a solo 25 km y es común ver cómo se dibujan y despliegan las alas coloridas en el cielo, desde la ciudad.
La práctica está adaptada, para aficionados y profesionales, y se puede hacer durante todo el año en Loma Bola, donde está ubicada la pista de despegue.
Otro sitio costero, donde se puede practicar el vuelo en parapente, es en Los Acantilados, en la Playa Serena, o en las sierras La Peregrina y La Barrosa, en Mar de la Plata.
Hablemos primero de qué es el Parapente. El término viene de la lengua francesa y es un acrónimo de parachute (paracaídas) y pente (pendiente).
Entonces, parapente, es la actividad deportiva que implica el descenso controlado luego de tirarse desde una pendiente con un paracaídas que tiene forma rectangular y que ya está desplegado.
Su estructura es muy flexible, está hecho de telas y cuerdas de alta resistencia. El que lo pilotea puede ir sentado o semi acostado boca arriba y controla la velocidad a través de unos comandos que lleva en las manos, movimientos con su cuerpo y un acelerador en los pies.
Dicen los que saben y han tenido la oportunidad de volar, que la sensación del viento en la cara, la magia de ver los escenarios naturales desde el cielo y la libertad que te dan las alas, es una de las experiencias más recomendadas para hacer y vivir.
Y en Roll and Feel vamos a desandar las bondades de este deporte y sus lugares más recomendados.
El Parapente motorizado o Paramotores es una adaptación del parapente tradicional, ya que en estructura es igual, solo que está impulsado por un motor con hélice.
Así como en el parapente se necesita una velocidad de viento de 20 km por hora, en el paramotores no es necesaria, porque esa velocidad es generada por el motor que se carga en la espalda y es en el momento en que se alcanza la velocidad requerida, cuando la vela despega.
Este puede arrancar a pie en cualquier terreno o usando un chasis con ruedas llamado “trike”.
También se puede disfrutar de esta práctica motorizada en Argentina, que cuenta con escenarios naturales ideales para dejarse, llevar y volar.
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Este es uno de los sitios elegidos, sin lugar a dudas. El marco natural de Bariloche es único en su especie, ya que el paisaje está rodeado de montañas y lagos.
Ahí se ofrecen turnos de 2 horas para poder disfrutar, de cada una de las etapas, sin prisas.
Uno de los escenarios más destacados el volar sobre el cerro Otto, con la vista incomparable del lago Nahuel Huapi.
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