Para iniciar el debate sobre los mitos alrededor del cuero ecológico siempre hay que contextualizar de qué se trata este tema. Por eso, explicaremos qué el cuero ecológico o también conocido como cuero sintético, ecocuero o cuerina, que tiene una textura muy similar al cuero 100% animal.

La definición dice que es un producto cuya materia prima no se obtiene con procedimientos tradicionales, ya que se logra a partir de un material plastificante que se introduce en una máquina mezcladora a la que se le añade un estabilizador luz ultravioleta para conseguir que el material sea resistente a los rayos del sol.

Pero el proceso no termina ahí: luego de este primer paso se incorpora una solución retardante de llamas para que pueda resistir la temperatura del fuego. Una máquina va mezclando estas sustancias y a su vez se le agrega vinilo en polvo hasta lograr una mezcla consistente.
Ahora bien, esta primera definición puede despertar serias incógnitas y dudas sobre si el cuero ecológico es tan sustentable como se lo vende en función de su constitución y proceso.
Y si encima, a todo lo antedicho, se le agrega la información que, una vez bañado el papel con el vinilo, se lo deposita en un horno para endurecer su textura para luego someterlo a un proceso de espesamiento que le da forma, consistencia y textura a la tela se termina -porque la información sí es contundente- por derribar mitos e iniciar el debate.

¿Cuál es la composición real del cuero ecológico?

Si bien en su elaboración no ha sufrido ningún animal, ni se ha emitido a la atmósfera o a las aguas del mar y de los ríos sustancias contaminantes y se elabora a partir de tejidos biodegradables que tardan poco tiempo en desaparecer una vez desechados. O incluso, se pueden reciclar, hay una corriente que cuestiona todo esto, ya que hay cada vez más indicios de prendas que llevan la etiqueta de ecocuero, pero no se fabricaban bajo los estándares medioambientalistas.
El cuero vegano o cuero ecológico son de las dos denominaciones que más confusión generan, entre sí y por separado.

Suele ser de polipiel, o piel sintética, es vegano (porque no proviene de sufrimiento animal), pero a la vez, incorpora todo el tratamiento con plásticos, lo que lo transforma en no ecológico.

Se lo pensó como sustituto del cuero natural porque es un material mucho más económico, pero al ser un material plástico proveniente del petróleo, lo convierte en un producto contaminante y con una durabilidad menor al cuero 100% vacuno.

En cambio, el cuero animal proviene de una capa de tejido que recubre a los animales. La capa de piel es separada del cuerpo del animal, eliminando en el proceso el pelo o lana y sometiéndola a un proceso de curtido. Tiene unas propiedades de resistencia y flexibilidad muy apropiadas para su posterior manipulación.

Más allá de todas las corrientes ajustadas a los tiempos donde la sustentabilidad y el medio ambiente cobran un papel preponderante en la mente del consumidor, cabe pensar y darle espacio a la duda sobre si lo que no es 100% proveniente de un animal responde a los estándares y es verdaderamente eco friendly.

Porque tanta manipulación da qué pensar.
Correr el velo, luego de toda esta información, puede ser el puntapié para elegir, con sentido común, lo que el mercado ofrece lejos de lo que impone la industria y con más autonomía del consumo. El desafío podría estar en encontrar alternativas que sean tanto veganas como amigables con el medio ambiente.